Los fanáticos de Windows XP se rebelan contra su retirada el próximo mes de junio

Cuesta creer que un sistema operativo levante pasiones –salvo quizá entre los fanáticos de Mac o Linux– pero miles de usuarios de Windows XP están luchando apasionadamente contra la prevista retirada de esta versión de Windows.
Microsoft dejará de vender Windows XP el próximo junio para fomentar el uso de Vista, una versión que ya lleva más de un año en el mercado, pero que no ha convencido a muchos expertos y usuarios.

El gigante del software seguirá suministrando apoyo técnico para aquellos que usen aún XP pero sólo hasta abril de 2009 y, a partir de esa fecha, prestará un nivel mínimo de asistencia. Los fieles de Windows XP no están dispuestos a dejar ir su sistema operativo y recogieron ya más de 140.000 firmas en una petición online en contra de la retirada de esta versión.

Muchos usuarios de este popular sistema operativa ha asegurado: "Si me obligan a cambiarme a Vista, me haré usuario de Linux", una amenaza compartida por muchos de los seguidores de XP. "Que Dios nos ayude y nos salve de Vista", afirman otros.

En otros muchos lugares de la red aumentan cada día los blogs, peticiones electrónicas o cómics en contra de la retirada del sistema operativo.

Según estimaciones de la firma de investigación de mercados IDC, un 60% de los compuatadores usados por particulares y un 70% de los utilizados en empresas aún funcionan con XP. En el caso de los computadores nuevos, un 94% de las computadoras para consumidores con Windows preinstalado utilizan Vista, frente al 75% de las computadoras vendidas a empresas.

fuente: www.20minutos.es

Ceda el paso

Desde pequeño me enseñaron que cuando se escuchaba el ulular de una sirena de ambulancia, se debía apartarse, ceder o abrir paso, porque eso es señal de una emergencia en progreso.
Después de muchos años, cuando por fin pude comprar mi primer carro, siempre pensaba como iba a actuar en ese momento, cuando tuviese detrás de mi una ambulancia, con sus luces encendidas e indicándome que era una emergencia. Cuando ese momento llegó, gracias a Dios, como mis padres me enseñaron.
Hoy he visto con asombro como esas enseñanzas se han perdido, como el chofer de una ambulancia manifestaba abiertamente su desespero por querer avanzar hacia un hospital, y los vehículos ubicados en cola delante de él, como inertes, indolentes; sin exteriorizar el más mínimo deseo de apartarse o ceder para abrirle paso.
Pero el colmo de los colmos, es que hasta los mismos peatones se le atravesaron en un momento dado, obstruyendo el avance.
Solamente quienes nos ha tocado como familiar o acompañante de un herido o de un enfermo que es transportado en una ambulancia, conocemos las sensaciones que se experimentan cuando se está allí adentro; y el profundo deseo de llegar pronto a un centro asistencial.
Estas líneas ssimplemente son un llamado a usted que las está leyendo, para que la próxima oportunidad que escuche el sonido, desesperante en algunos casos, de la sirena de una ambulancia, recuerde que puede ser un amigo o un familiar, y en el peor de los casos, es un ser humano que va allí y requiere pronta atención; así que por favor, ceda el paso.